miércoles, 3 de diciembre de 2008

El dolor de mi vida.



Tu amor está guardado aquí,

apretándome el pecho con nudos y largos lazos,

está desnudo

y lo abriga mi calor en el seno de mi cuerpo;

regresa cada vez más profundo y sinuoso para confundirme,

se desata al rozarte, me cautiva.

Es el recuerdo de tu olor

una cascada fluida entre mis manos,

se deja llevar en el tiempo

hacia la incontrolada sed de mi ojos,

luchando en mi cabeza por no dejarte marchar

y viendo como al final la noche me pierde y te aleja.

Sospecho que aún queda de ti

un rescoldo de amor que intento avivar solo para mí,

para la pena que conservo de un afecto

que es para mimarlo pero que no es mio,

para que lo pueda revivir como un repaso

que salte de besos a miradas, de sueños o esperanzas

de tu corazón a mi corazón.

*****

4 comentarios:

Blanca Vázquez dijo...

En el momento en que el amor sobrevive a un olvido éste no abandona, por el contrario permanece tatuado. Siempre la palabra es el fiel salvavidas de esto que sentimos. Gracias por dejar que lea tu poesía.

Srta Pomelo dijo...

Ay! Freixas, ese amor lo tengo tatuado...mi primer amor. Al cabo de los años, cuando lo reencuentras te das cuenta de que algo sigue vivo, ya no es fuego pero sí es una ceniza candente que te hace revivir aquéllo. Siento nostalgia y melancolía.

Emiliakus dijo...

Siempre queda ese "saborcillo", ese "que sé yo", que al verla te reanima bastante algunos sentimientos guardados en caja fuerte.

Sonríe.

Srta Pomelo dijo...

Es una inyección de epinefrina que hace que tengas todo el día el corazón palpitando, es extraño, la verdad.
Sonríe tú también.